Alrededor de 126 bacterias conviven en el estómago normal de las personas, incluido el Helicobacter Pylori.

El ser humano está adaptado a su presencia desde hace cientos de miles de años.

La mitad de la población mundial se encuentra infectada y su prevalencia es mayor en los países subdesarrollados debido a las malas condiciones de higiene y servicios sanitarios entre otras causas.

Su presencia se asocia a enfermedades gastroduodenales como la úlcera, el cáncer gástrico y el linfoma entre otras.

Su erradicación es necesaria en aquellas personas con mayor riesgo de cáncer gástrico, con ulcera gastroduodenal o linfoma, y puede ser útil en los pacientes que deben recibir tratamiento prolongado con inhibidores ácidos, como es el caso de una hernia de hiatus o en pacientes con uso prolongado de aspirinas o anti inflamatorios.

Su tratamiento consiste en la administración de antibióticos específicos e inhibidores ácidos por vía oral.

No es importante tratarlo en pacientes con dispepsia funcional, con síntomas digestivos varios sin diagnóstico endoscópico cierto o con gastritis comunes sin cambios mucosos serios y sólo es necesario cuando realmente es malo o de riesgo para el paciente.

Para ello es importante consultar con el especialista a fin de evaluar la verdadera necesidad de investigarlo y tratarlo oportunamente.

Existen diferentes métodos para su detección, como anticuerpos en sangre, el test del aire espirado, un test monoclonal de antígenos en heces o la endoscopía con biopsia gástrica.