No sólo la comida de un puesto callejero sin control puede jaquear la buena salud. El 50% de las intoxicaciones alimentarias se producen en el hogar según informan especialistas médicos de hospitales públicos de la Argentina. Los otros lugares son los comedores, las escuelas, los puestos callejeros y los restoranes.

En las casas, la contaminación de los alimentos suele darse por simples descuidos. Se pone carne cruda y verduras sin lavar en la misma tabla. Se le sacan las vísceras a un pollo, y luego con el mismo cuchillo se cortan las otras partes del animal. Se cuenta dinero y se toma un sandwich con las manos. O los chicos levantan los juguetes del suelo y vuelven a tocar la comida.

Esas situaciones pueden conducir a intoxicaciones alimentarias, que producen vómitos, diarreas y otras enfermedades, como el síndrome urémico hemolítico o el botulismo, que hasta pueden causar la muerte.

El origen de esas intoxicaciones puede ser alimentos que ya estaban en mal estado antes de ser comprados o que fueron mal manipulados.

Hay una variedad enorme de gérmenes al acecho. Algunas intoxicaciones con bacterias se producen por alimentos como hongos, vegetales (como la papa verde o el zapallito verde amargo), atún, caballa, y moluscos (en época de marea roja). La temperatura inadecuada para la conservación de helados y mayonesas puede hacer proliferar también a las bacterias. Los alimentos en conserva (como los escabeches), los ahumados, las salchichas y los enlatados en mal estado pueden provocar botulismo, coinciden los expertos.

Otras intoxicaciones pueden ser causadas por sustancias químicas que han contaminado a los alimentos como los restos de plaguicidas. Por ejemplo, si se consume acelga recién fumigada.

Los niños son los más afectados porque son también los que consumen más lácteos y carnes molidas, que son frecuentemente alimentos contaminantes. A partir de los 2 años, los chicos empiezan a caminar y se llevan muchas cosas a la boca. Muchas intoxicaciones son resueltas por el propio organismo a través de los vómitos y las diarreas. Pero conviene consultar al médico pronto, y no automedicarse. Es clave tomar líquido, y no consumir antiespasmódicos, que actuarán en contra de la recuperación del paciente.