Investigadores de Estados Unidos e Italia encontraron pruebas de que las tasas de incidencia general de la enfermedad, marcada por la intolerancia al gluten, un complejo de proteínas que se encuentra en el trigo, la cebada y el centeno, se han duplicado cada 15 años desde 1974.

Los autores del estudio apuntaron que no está claro qué hace que una persona desarrolle la enfermedad. La genética parece tener un papel, y algunas personas nacen con esta enfermedad. Sin embargo, la predisposición genética no siempre se traduce en la enfermedad en sí, porque otros que no tienen esta predisposición pueden desarrollar intolerancia al gluten. También se cree que factores medioambientales figuran en la ecuación, aunque se desconoce por qué.

Los investigadores también encontraron que a medida que los participantes del estudio envejecían, aumentaba la tasa de la enfermedad. Este resultado es similar al de un estudio finlandés anterior que sugirió que la enfermedad celíaca parece ser dos veces y medio más común en las personas mayores que en la población general. Esto contradice la creencia anterior de que la intolerancia al gluten suele tener lugar durante la infancia, señalaron los investigadores.

Uno no nace necesariamente con enfermedad celíaca. Los hallazgos muestran que algunas personas desarrollan enfermedad celíaca muy tarde en la vida.